La Gargantilla, una finca alfombrada de cantos en Ocón, y un vino de parcela
Por Pablo García Mancha | Fotos Justo Rodríguez
En el microcosmos de la finca del Marquesado, propiedad de Bodegas Valdemar y situada en el Valle de Ocón, se enclava una parcela increíblemente pedregosa que se llama La Gargantilla y que expresa con absoluta claridad las características genuinas de las garnachas allí plantadas. Jesús Martínez Bujanda se enamoró de ella en los años setenta y dedicó mucho esfuerzo a preparar los suelos para efectuar la plantación, un trabajo marcado por la retirada de cientos de camiones repletos de cantos y cantos. Y es que ésta es una de las características principales de un viñedo en el que su manto de piedras define en gran medida su personalidad: «Las hay de todos los tamaños (pueden llegar hasta los 60 centímetros) y tienen la cualidad de poder acumular durante el día el calor de la insolación y liberarlo lentamente durante la noche, favoreciendo el trabajo de las raíces en esas horas».
Pero hay más detalles de La Gargantilla, su altura de 574 metros, que resulta esencial para la oscilación térmica día/noche, lo que favorece en gran medida la calidad de la uva. Explica Jesús Martínez Bujanda que no se labra: «Reducimos el vigor del viñedo y se producen racimos más pequeños con uvas más pequeñas para obtener la mayor calidad posible».
Bodegas Valdemar
Variedad: Garnacha.
Elaboración: Crianza de 12 meses en roble francés allier y americano.
Añada: 2015
Precio: 30 euros.