Bodegas Larraz tan sólo elabora unas 3.000 botellas a partir de 1,5 hectáreas de viñedo situado en Cenicero
Por Diego Marín| Fotos Diego Marín
En un punto situado en medio de un mar de viñas entre Huércanos y Cenicero, a los pies de la dehesa de Navarrete, se encuentra Bodegas Larraz, un proyecto familiar que elabora con mimo el vino Caudum. La finca, que los cenicerenses conocen como La Cuesta y los pochanqueros como Los Negrales, es una antigua granja llamada ‘La Casa de los Navarros’, que la familia Larraz compró en 1940 y que antaño contaba incluso con ganadería. Siempre tuvo tierras de cultivo, alfalfa y viña, pero en 1974 Carlos Piserra (padre) plantó nuevos viñedos de tempranillo sobre campos de cereal «para darle valor a la finca», explica Carlos Piserra (hijo).
Bodegas importantes como Marqués de Murrieta y La Rioja Alta han sido algunos de los habituales compradores de uva de Larraz, incluso les vendieron algunos terrenos. «Siempre han sido uvas muy valoradas y nos pareció que con una parte pequeña podíamos adentrarnos en la aventura de elaborar nosotros un vino lo mejor posible con muy pocas botellas», describe Carlos Piserra (hijo). Bodegas Larraz cuenta con 17 hectáreas de viñedo y, de ellas, aproximadamente 1,5 las dedican a la elaboración propia de tan sólo 600 botellas de Caudum Selección Especial y unas 2.400 de Caudum.
Curiosamente, a pesar de su minúsculo tamaño, Caudum está presente en las cartas de restaurantes de prestigio y con estrellas Michelin como Arzak, Venta Moncalvillo y El Portal del Echaurren, así como en Casa Masip y La Galería, entre otros. También se sirve en los actos importantes de las librerías Santos Ochoa. Asimismo, Canadá y Dinamarca son los principales destinos de sus vinos en exportación.
Sólo conocer el espacio que ocupa la finca da cuenta de la historia de este vino, de los recuerdos familiares que alberga la antigua granja, que se asemeja a la vivienda rural de una de las familias de las obras inmortales de Lorca. Sus pequeñas instalaciones, con una diminuta despalilladora, una nave de barricas que ocupa una habitación y depósitos que caben en una sala no mucho más grande dan cuenta del cariño con el que se trabaja Caudum.
Es otro concepto de la enología, de hecho, todas las hectáreas de su propiedad encajan tanto en viñedos singulares como en vino de pueblo. «A la gente cada vez más le gusta conocer lo que bebe, cada vez nos piden más datos, transmitir la historia y hay que hacerlo», afirma Piserra (hijo).
Un proyecto «en transición»
«Estamos dentro de esa filosofía de los ‘viñedos singulares’, que es una distinción que se necesitaba dentro de Rioja», opina Carlos Piserra (hijo): «Lo nuestro es claramente un ‘vino singular’, elaborado siempre con uvas de cepas en vaso de hace más de 35 años, con vendimia manual en cajas, algo muy artesanal».
También han solicitado la certificación ecológica, por lo que Piserra considera que su bodega está «en transición». «Dentro de tres años podremos lanzar al mercado nuestro primer vino ecológico de viñedos singulares», anuncia.
Bodegas Larraz
Variedad: 100% tempranillo en una edición de 600 botellas.
Elaboración: un año de crianza en barrica.
Precio: 15 €.