Viñedos Singulares

En realidad, es la única categoría diferente al ‘Rioja genérico’, con condiciones de cultivo y elaboración más restrictivas. En la práctica, supone una ‘subdenominación’ de origen que atiende a la singularidad, especificidad de determinados viñedos y que necesita además un estudio técnico que acredite la singularidad de los parajes, las parcelas o fincas de la que proceden las uvas. En estas páginas desvelamos los primeros aspirantes que ya se han apuntado a la categoría, aunque, además de acreditar la singularidad del viñedo, luego el vino deberá demostrar que es excelente en una doble calfilicación –inicial y justo antes de salir al mercado– para poder etiquetarse como procedente de viñedo singular.

En este sentido, los vinos no se comercializarán de inmediato, ya que la modificación del pliego de condiciones de Rioja se encuentra en tramitación: ha sido publicada la propuesta en el BOE y se encuentra en fase de alegaciones. La modificación del pliego debe pasar también por la Comisión Europea para su visto bueno, por lo que se espera que al menos hasta finales del año próximo no esté definitivamente aprobado, con lo que los primeros vinos etiquetados como ‘Viñedo Singular’ no saldrán al mercado hasta el primer trimestre del 2019.

La nueva categoría supuso un acuerdo histórico tras dos años de negociación

La nueva categoría, aprobada por el Consejo Regulador el pasado mes de junio, ha estado dos años discutiéndose y supuso un acuerdo histórico, ya que, por primera vez en sus casi cien años de historia como denominación de origen, Rioja se marcó una diferenciación real de vinos más allá de los tiempos de estancia en madera o en bodega de los vinos.

Producir uvas y elaborar vino para viñedo singular aporta unas garantías de calidad notablemente superiores a las del conjunto de Rioja. Igualmente, los costes de producción de una botella de vino serán más caros. Comenzando por los rendimientos de producción –con una tarjeta de viticultor propio que no permite la ‘compensación’ entre parcelas de una misma explotación–, mucho más bajos tanto en campo como en bodega.

Y siguiendo por una garantía de vendimia manual y por una doble calificación de los vinos ya elaborados: la inicial que deben pasar todos los Rioja y, por primera vez, una segunda antes de salir al mercado. En ambas se exige una puntuación ‘excelente’, lo que, al margen de los gustos, supone que la calidad de todos estos vinos estará garantizada.