Bodegas Riojanas. Cenicero

Garnacha, mazuelo y graciano se abren paso

Riojanas siempre utilizó uvas minoritarias para vinos de guarda; ahora las vinifica por separado

Diego Marín A.

Dentro de las variedades de uva minoritarias, Bodegas Riojanas siempre ha apostado por el mazuelo y el graciano. «El mazuelo aporta mucha acidez y hace que los vinos destinados a grandes reservas tengan más longevidad, con un color más vivo y con la fruta presente durante más tiempo», explica Emilio Sojo, enólogo de la bodega de Cenicero. Al mismo tiempo, «el graciano también da una acidez bastante importante y nos aporta cuerpo al conjunto del vino» subraya el enólogo.

GRAN ALBINA

Variedades 34% de tempranillo, 33% de graciano y 33% de mazuelo. Crianza 20 meses en barricas nuevas roble. Precio 33 euros.

A lo largo de su historia, que comienza en 1890 con la fundación de la bodega por la familia Artacho y Rafael Carreras, en Bodegas Riojanas se ha empleado el mazuelo y el graciano, sobre todo, para los grandes reservas de Viña Albina, mientras que otra de sus marcas más conocidas, Monte Real, es 100% tempranillo. Pero una nueva apuesta casi personal de Emilio Sojo es la elaboración por separado de las uvas de mazuelo y de graciano para su calificación. «Desde el 2017 llevamos haciéndolo así, de manera que podríamos comercializar un monovarietal de mazuelo y otro de graciano. Por ejemplo, este año, con crianzas. Lo estamos pensando, decidiendo la marca, la etiqueta...», señala el enólogo, en cuya idea está poder lanzar una pequeña serie de botellas para vender únicamente en la vinoteca de la bodega «como algo especial para que el visitante pueda probar distintas variedades de uva».

«Desde el 2017 elaboramos por separado mazuelos y gracianos»

Eso en lo que se refiere a vinos tintos porque en blancos, en Bodegas Riojanas también trabajan con malvasía además de viura. Por otra parte, la bodega cuenta también con viñedos de garnacha. «Antiguamente, en las cabezadas de las viñas se plantaban estas variedades para hacer el ‘coupage’ en la viña», recuerda Emilio Sojo, quien destaca que la garnacha, por primera vez este año, también la ha elaborado por separado en un depósito de 10.000 litros, «con la intención de poder lanzar en un futuro un vino crianza».

Hasta ahora, esta variedad solo se empleaba para mezclar en porcentajes muy bajos en la gama Viña Albina. «Este año hemos hecho una vendimia seleccionada de este tipo de variedades y, sin abandonar las mezclas, hemos empezado a trabajarlas por separado», señala el enólogo, para quien la garnacha aporta «aromas muy diferentes a los que estamos acostumbrados con el tempranillo». «Tiende a coger mucho grado y por eso hay que vendimiarla, en el momento adecuado». Eso facilita que los vinos sean «muy redondos, ligeros, frescos, sin taninos demasiado potentes, fáciles y agradables de beber».

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