Las cuatro tintas históricas

La enóloga Esperanza Elías explica que, además de con la tempranillo, «en Rioja Vega trabajamos habitualmente con las otras tres variedades tintas de uva tradicionales: garnacha, graciano y mazuelo, en una proporción bastante representativa». Tal es así que, destaca la enóloga, el graciano puede ocupar más de un 20% y, tanto el mazuelo como la garnacha en torno a un 15% en el total de las elaboraciones.

Desde el 2010 elaboran el G&G, un tinto con graciano y garnacha aproximadamente al 50%, y con un ligero paso por barrica: «No es un crianza porque no llega al año de barrica, ya que queremos que soporte la fruta y mantenga su tono joven».

Esperanza Elías explica que «comprobamos que garnacha y graciano se complementan de maravilla». «La garnacha –continúa– es una variedad muy frutal, pero esa fruta es más efímera y con el graciano logramos alargar su frescura, prolongarle la vida, y darle más profundidad».

El vino Rioja Vega G&G se elabora con las uvas de los viñedos cercanos, de suelo aluvial y de cantos rodados. «Son suelos bastante drenados, sueltos y frescos, con las raíces están muy ventiladas». La zona es propicia para estas variedades más rústicas porque «estamos en terraza sobre el Ebro», expone Esperanza Elías.

En el caso de los blancos, además de viura, emplean tempranillo blanco y un poco de garnacha blanca. Su apuesta ha sido muy clara por el tempranillo blanco con dos varietales, uno de ellos con la contraetiqueta de reserva en una clara y fuerte apuesta por las posibilidad de esta nueva uva.

Rioja Vega es un claro ejemplo de que no toda la DOCa es únicamente tempranillo.