Bodegas Ontañón. logroño

Hogar, dulce hogar

Ontañón presume en Quel de sus orígenes y de unas garnachas con mucho que contar

Sergio Martínez

Raquel Pérez Cuevas, Bodegas Ontañón, presume en primer término de Quel, su pueblo. De sus 350 bodegas excavadas en la roca, de su omnipresente castillo, del poema ‘Mi lugar’, que Bretón de los Herreros dedicó a su localidad natal, de la vigilancia del Isasa y el Yerga, de sus olivos, almendros, cerezos y viñas. Son sus raíces. Bodegas Ontañón habla con orgullo a través de unos vinos que encuentran la mayor singularidad en sus viejas garnachas.

«Cada viña es como una persona, tiene una historia que contar», relata Raquel Pérez Cuevas. Y sus garnachas de ‘El Arca’ atesoran mucha vida. En ese enclave, que sirve de cruce de caminos entre Quel, Autol y Arnedo, se encuentra el tesoro de Ontañón, menos de una hectárea con prominentes cepas a las que el paso de los años han hecho robustas, altas y firmes. «Es un viñedo ya registrado en el catastro del pueblo de hace un siglo, que se cree plantado en torno a 1900». Pérez Cuevas describe este viñedo singular con bajos rendimientos, que supone además una forma de «expresar los orígenes vitícolas del pueblo de Quel y su relación constante con el mundo del vino». La primera añada del vino ‘Queirón El Arca’ se vendimió en el año 2017, con la singularidad de que realiza la fermentación en barrica, con piel, y dará lugar a una pequeña producción de 1.500 botellas. En toda su elaboración se busca una intervención mínima que permita una clara identificación del ‘terroir’ y de unas garnachas a las que el paso del tiempo ha dado madurez y estabilidad. Se trata de uno de los vinos más esperados en Rioja, ya que todavía no ha salido al mercado.

Queirón el Arca

‘Queirón El Arca’, de viñedos singulares, aún no ha salido al mercado. Variedad: Garnacha. Finca: Viñedo centenario, baja producción, con reproducción a codo.

  • Bodegas Ontañón
  • Dirección Avenida de Aragón, 3. Logroño
  • 941 234 200
  • ontanon.es

«Antes, esas garnachas se utilizaban para hacer vinos de mezcla, pero ahora se pone en valor con su propia identidad, dándoles el lugar que merecen», comenta Pérez Cuevas, que valora esta variedad por «sus maravillosos aportes frutales, por su frescura y por todo lo que ofrece». «La popularidad del tempranillo arrasó pero ahora volvemos a una mayor diversidad», añade.

Desde Bodegas Ontañón asumen desde sus comienzos la protección de la riqueza vinícola, tal y como apunta Raquel Pérez Cuevas: «En los setenta u ochenta, cuando parecía que el viñedo era algo sólo de agricultores, mi familia apostó por ello, incluso comprando viñas que se iban a quitar. Supieron ver que en la tierra estaba el gran valor».

El arraigo y la pertenencia suponen un denominador común para Ontañón. Su nueva bodega, Queirón, en Quel, es el siguiente paso para seguir sintiéndose como en casa.

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