Bodegas Clemente García. Baños de Río Tobía

Fresa y cereza en un vino elegante

Clemente García cultiva tres hectáreas de viñas familiares de garnacha en Baños de Río Tobía

Diego Marín A.

Cuenta Clemente García que su abuelo elaboraba unos 30.000 kilos de uva en su bodega de Baños de Río Tobía hasta los años 70, cuando se hizo socio de la Cooperativa del Najerilla. En los 80 sus padres rehabilitaron la casa como vivienda y él, que luego empezó a cultivar las viñas familiares, también recuperó la bodega. La producción es pequeña, de unas 15.000 botellas, totalmente ecológica. Elabora vino de municipio y trabaja prácticamente solo con garnacha.

Clemente García Garnacha

Variedad 100% garnacha. Crianza 12-14 meses en barrica de roble francés. Precio 14 euros

  • Bodegas Clemente García
  • Calle Ballestería, 33. en Baños de Río Tobía
  • www.clementegarcia.es

«Yo siempre he conocido la garnacha y siempre ha estado un poco denostada, aunque ahora tengo la suerte de que se está poniendo de moda», explica Clemente García. Para el viticultor, la garnacha no resultaba rentable frente a otras variedades más productivas, como el tempranillo, mayoritaria en la DOC. «Antes, en Rioja, en los 80, había plantada más garnacha que tempranillo, pero se fue arrancando y plantando en favor del rendimiento. En la Cooperativa del Najerilla, con una producción de 10 o 12 millones de kilos de uva, el primer año no pudieron llenar un depósito de tempranillo porque era todo garnacha y ahora es prácticamente al revés», desvela el viticultor de Baños de Río Tobía.

Clemente García cultiva tres hectáreas de viña propia en el pueblo, sobre todo de garnacha, pero también de tempranillo y viura, con cepas a partir de 25 años y hasta centenarias. «Es una variedad que la puedes coger en diciembre y comerla sin problema. La garnacha aporta acidez y frescura en boca, originalidad y diferenciación», señala. «Muchos vinos clásicos de Rioja tenían garnacha de esta zona», asegura.

Con esta variedad elabora el vino monovarietal Clemente García Garnacha, «fino y elegante, con mucha fruta, fresa, cereza...», con una crianza en barrica de roble de entre doce y catorce meses y que está muy presente en la hostelería logroñesa. «Son vinos que apetece beber, muy equilibrados, con cuerpo», define García.

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