Bodegas Jose Gil. San Vicente

Deja que hable la tierra

Jose Gil y Victoria Fernández aspiran a trabajar un modelo ‘borgoñón’ en su pueblo: vinos con identidad local y parcelarios de San Vicente y el entorno

El respeto del viñedo es la base sobre la que elaboran sus vinos
El respeto del viñedo es la base sobre la que elaboran sus vinos.

Ya dijo Unamuno aquello de que es más productivo ser padres de nuestro porvenir que hijos de nuestro pasado. Algo que esta pareja, Jose Gil y Vicky Fernández (Bodegas Jose Gil), parece seguir a pie juntillas, ya que desde esta última cosecha han emprendido una senda que les llevará quién sabe dónde, pero que recorrerán convencidos porque es el camino que han elegido: el suyo.

«Cuando terminé de estudiar Enología en Logroño, comencé a trabajar en la bodega familiar», recuerda Jose, todavía poco habituado a las entrevistas pese a haber dado en al diana con sus primeras elaboraciones: «Ahí he estado diez años y lo he aprendido todo, pero viajando y probando vinos del mundo fui viendo lo que me gustaría hacer. Oporto, Douro, Borgoña, Burdeos y las mejores zonas españolas te abren mucho la mente y me dieron el empujón necesario para lanzarme a la elaboración, junto con Vicky, de nuestros vinos».

Jose Gil. Viñedos en San Vicente

Precio 20 euros

Vino que refleja el paisaje, clima y suelos de San Vicente. Mezcla de tempranillo, garnacha y viura.
Jose Gil. Viñedos en San Vicente

El viticultor explica que «queríamos recuperar formas y maneras más personales, mostrar una Rioja más de origen que la que conocemos». Vamos a la práctica: «Por ejemplo en esta añada 2021 hemos hecho dos vinos base elaborados exactamente igual, uno con uvas uno de San Vicente y otro de Labastida en hormigón crudo y con una mínima crianza, jugando con mezclas de despalillado y raspón, para reflejar la diferencia de pueblos, suelos y climas». Dicho con otras palabras, que haya el menor ruido posible entre el terruño y lo que el vino transmite. Por ahora la oferta de la bodega la componen un blanco, dos vinos de pueblo y cinco parcelarios concebidos a la borgoñona.

El respeto del viñedo es la base sobre la que elaboran sus vinos
El respeto del viñedo es la base sobre la que elaboran sus vinos.

Estos son los principios con los que trabaja la viña la pareja: «Eliminación de herbicidas, todos los productos son ecológicos; no abusar del tractor; cepas en vaso, trabajo manual; evitar los suelos compactos, es decir, labrar el hilo en el campo con el ‘borracho’ (el kirpis) para conseguir suelos esponjosos; descaballonar la tierra y aporcarla para junio; recuperar viejos viñedos tratándolos con mochila y sudor; crianza de los vinos en nuestro calado… Es un esfuerzo grande, pero nos compensa y luego se refleja en la botella», aseguran. Diez principios que se resumen en uno: el mimo extremo del viñedo.

«Los diez años con mi padre y mi tío lo han sido todo, pero quien más me enseñó fue mi abuelo»

En el pueblo

«Estamos muy mimetizados con el pueblo y vemos necesario vivir la comarca, para nosotros es un estilo de vida. Por ejemplo todos los martes desde hace ya seis años nos juntamos con compañeros como Miguel Eguíluz, de Cupani; Ricardo, de Abeica; Carlos Sánchez; Miguel Merino; Iván, el sumiller de Venta Moncalvillo, Sánchez, que es valenciano, Vicky y no sé si me dejo alguien…, pero quien se apunte, para cenar y catar vinos. Es muy enriquecedor porque escuchas diferentes opiniones y pruebas vinos de todos el mundo».

Una manera de aprender haciendo comarca. «Para la vendimia», añade Vicky, «contratamos gente de aquí, jóvenes implicados en el pueblo. El día de antes de vendimia quedamos todos, cenamos juntos y así al día siguiente ya se conocen y saben nuestra forma de trabajar».

En la despedida, Jose recuerda a las generaciones anteriores y, especialmente, al abuelo Gil: «Los diez años que pasé con mi padre y mi tío lo han sido todo, allí he aprendido muchísimo. Pero con quien más estuve fue con mi abuelo. Se fue en 2018 y me lo enseñó todo. Se llamaba Ángel y pasé muchas horas en campo y haciendo labores con él. Vivía lo que hacía y, como él, muchos de esa generación sentían el vino de otra manera. Hablando con mi abuelo aprendí cosas que no te enseñan en la escuela». Claro que sí, Jose, los abuelos son los grandes maestros de la vida.