MUGA. HARO

Modernizar el clasicismo

Muga es una bodega donde se respira roble y vino, con una familia que sólo entiende la excelencia en la viña

MUGA
Isaac Muga, en la de las salas de la bodega.

Son las diez de la mañana. Pronto para un vino y la charla comienza con un café:«En las bodegas del Barrio de la Estación siempre hemos asociado la idea de 'vino fino' a tintos de guarda, con larga crianza y tempranillos de Rioja Alta caracterizados por su buena acidez. En ellos se busca la complejidad y la sutileza, con una paleta aromática, de color y sabor elegante y armónica», explica Isaac Muga, director de viticultua de la casa.

En Muga siempre se hicieron los vinos así, pero la inquietud les llevó a ir un paso más allá: «En 1991 quisimos dar un toque más fresco, con una mayor selección parcelaria, elección de barricas, elaboraciones más cuidadas, apuesta por el graciano… Aprendimos mucho con el primer Torre Muga del 91 y, a partir de 1994, despegamos con una filosofía de vinos más actuales», recuerda Isaac con un punto de nostalgia.

MUGA RESERVA SELECCIÓN ESPECIAL

Precio 27 euros

Clásico renovado con el habitual ensamblaje de tempranillo, garnacha, mazuelo y graciano
MUGA

«A partir de 1998, el giro fue brutal. Después de trabajar en tintos de corte moderno como Torre Muga o Aro, nos pusimos una meta: rejuvenecer sin abandonar el clasicismo de nuestros vinos de guarda. Por ejemplo, los actuales Prado Enea son reconocibles, pero llegan mucho más frescos, limpios, con una calidad de madera bestial y con sus cuatro o cinco años de envejecimiento habituales. Y otro ejemplo es el Selección Especial, un vino bisagra entre tradicional y moderno».

«Nuestro feeling –continúa– con la madera viene de lejos. Una relación de amor intensa porque mi padre entendió que aportaba profundidad y calidad a los vinos. Éramos los 'raros' en los años 80 por insistir en los grandes tinos y por entender que la renovación de barricas era calidad. Invertimos mucho en madera y en su origen».

Isaac detalla que Bodegas Muga compra robles en Francia del bosque que quieren:«Se marca nuestro árbol, se prepara la duela y la traemos fresca para secarla en Haro, simplemente por un control de trazabilidad y seguridad. Actualmente el 85 por ciento de nuestro parque es francés, algo de americano para el Prado Enea y un pequeño porcentaje de ruso y húngaro».

La bodega mantiene activa su propia tonelería, en la que hacen cubas y unos mil barriles al año: «Conseguimos darle el 'toque Muga' que queremos». En Muga no hay sueños vitivinícolas imposibles: es cuestión de uvas, buena madera, paciencia…, y afán de superación.