FRANCO ESPAÑOLAS. LOGROÑO

Respeto al pasado

Dando un paseo desde El Espolón, cruzando el Puente de Piedra y, sin apenas darse cuenta, uno se adentra en un mundo de roble y vino lleno de historia

Rubén Provedo catando en una de las salas de barricas dela bodega
Rubén Provedo catando en una de las salas de barricas dela bodega.

Desde la otra orilla, la bodega ha visto transcurrir la vida de la capital durante décadas haciendo vinos finos y evolucionando con la prisa que se le supone a una casa centenaria –es decir, ninguna–, pero con paso firme. Siempre con respeto hacia el pasado, pero con una evolución que progresa imparable. «Este tipo de clasicismo es muy complejo», comenta Rubén Provedo, enólogo de la casa. «Para enfrentarte a algo así, con mucha gente atenta a los cambios que puedes desarrollar, hay que hilar muy fino; en Franco Españolas intentamos que en una primera impresión los vinos no sorprendan, pero según vayas catando se note un fondo más complejo y personal. Quede clara una idea, para nada son iguales los vinos tradicionales de hace 50 años con los actuales».

La explicación más detallada de Rubén llega después. Definición de 'vino fino': «Debe ser muy elegante, esos terciopelos en boca que te envuelven, pero con una complejidad distintiva. En el fondo es como una flor que se va abriendo y desarrolla un conjunto de aromas primarios, secundarios y terciarios a los que el común de los vinos no pueden llegar. Debe aglutinar suavidad y una gama de sensaciones en nariz que te deje la impresión de grandeza». «Rioja va con el mundo, pero con una solidez que sólo una denominación como la nuestra puede tener. El abanico es ahora enorme, pero la crianza es nuestra base. Creo que el mundo va hacia los vinos finos pero adaptados a esta época, vinos que perduren en el tiempo».

BORDÓN GRAN RESERVA

Precio 23 euros

Ensamblaje clásico de tempranillo, mazuelo y graciano, con larga crianza en roble americano y francés.
FRANCO ESPAÑOLAS

¿Cómo se consiguen estos clásicos? «En bodega tenemos unas fincas determinadas que nos van a dar uvas excelentes, pero esas uvas no nacen como clásicas, sino que cuando llegan las vamos perfilando, dándole la madera justa para conseguir la excelencia necesaria para vestir nuestra etiqueta gran reserva».

Dependiendo de fincas y terrenos juegan con las maderas. «No podemos permitirnos cambios drásticos. Pero sí pequeños lujos, como alguna barrica con un tostado más o menos intenso, domada al agua, al fuego, procedencias… Es un mundo que conoces con los años y que nos orienta para conseguir el perfil aromático y gustativo que, en la línea de siempre, da vinos más complejos con matices que sorprenden por su profundidad. Eso es lo que llamo evolución», apunta Rubén.

La mitad del vino de Franco Españolas es blanco, una peculiaridad que distingue a la bodega logroñesa. «Nuestra producción se divide entre la familia Diamante, la gama Bordón y el nuevo Bordón D'Anglade. Tenemos además un blanco reserva, el Viña Sole, de viuras de casi 80 años con una acidez muy alta perfectas para criar los vinos y conseguir auténticas maravillas. Las tinas de la bodega son de 1890 y en ellas hacíamos Diamante, así que imagínate el cuidado que ponemos en los blancos».

«Hay que hilar fino y con mucho respeto en la evolución de estos vinos clásicos»

A modo de colofón, la opinión objetiva del mercado: «Cuando descorchas una botella en el extranjero y el vino está bueno, te entienden. Puedes hablar y hablar, contar historias de tradición y clasicismo, pero el mejor argumento es abrir un vino; en ese momento no hay historias que valgan, él te define. Vale igual para los vinos más modernos y los más clásicos. Lo que tienen que ser es buenos». Se puede decir más alto, pero no más claro.