YSIOS. LAGUARDIA
Conceptos parcelarios
El equipo de Ysios demuestra con sus vinos que no sólo merece la pena por su arquitectura
Tanto Clara Canals, enóloga, como Teresa Gómez, campo, se arman de razones cuando defienden unos vinos, los actuales, que muy poco tienen que ver con aquellos que inauguraron en su momento Ysios, la espectacular construcción de Santiago Calatrava: «Nos centramos en vinos de viñedos concretos. Nuestro trabajo en el día a día es a nivel de parcelas y con mínima intervención en bodega. Vamos mucho al campo, hacemos laboreos con caballo, trabajamos la vegetación para cuidar la sanidad, deshojados precoces y se entra a tratar con productos sostenibles», explica Teresa.
El mildiu, la piedra del 11 de agosto… Dieron lugar a una añada, la de 2020, con mucha tensión en Ysios: «Y con mínimas producciones», comenta Clara, «el año pasado se superaron por poco los 4.000 kilos por hectárea y este año ni siquiera hemos llegado».
En total suelen salir de bodega unas 100.000 botellas, pero etiquetas como Las Naves, el Grano a Grano o El Nogal rondan las 1.500. «Estamos en un momento excepcional en Rioja en el que nos dejan elaborar estas pequeñas joyas, así que no podemos fallar».
YSIOS GRANO A GRANO
Precio 75 euros
Tempranillo de Laguardia que aúna sutileza y profundidad.
Llegan estos vinos trabajando los viejos viñedos, que permiten reflejar esas características propias de la parcela y de la añada: «Nuestro filosofía está orientada hacia ese fin. Los suelos son muy calizos y poco profundos, y cada parcela ofrece sensaciones diferentes. Altitud y frescura, fruta y mineralidad, elegancia y personalidad, origen marcado en definitiva… La diversidad es brutal y debemos aprovecharla».
Mientras una habla, la otra asiente. Ahora matiza Clara: «El futuro está ya trazado, pero empieza a plasmarse con la concesión de etiqueta de vinos de viñedo singular para El Nogal y para Las Naves. Nos llegan grandes uvas y la intervención en bodega está milimetrada: fermentaciones en tinas de 3.000 y 5.000 litros e incluso hormigón, y domar los vinos en barricas de 400, 500 y 600 litros con tiempo necesario para que marque la bondad de la cosecha».
«En definitiva», recalca Teresa, «lo que pretendemos es respetar a la viña, desde su labrado hasta nuestra adaptación al conjunto de variedades que plantaron los mayores, donde el 'coupage' estaba hecho en la viña. Ves mucho tempranillo, pero nunca falta graciano, garnacha, viura o malvasía, un conjunto de colores espectacular, ¿si se plantó así hace decenas y decenas de años, por qué cambiarlo?».