LALOMBA. HARO

Encapsulando paisajes

Ramón Bilbao 'juega' a dos barajas:por un lado con su gama clásica y, por otro, con el nuevo e innovador proyecto Lalomba

Dos caminos y dos maneras de encarar el mercado, compartiendo espacio pero no bodega: juntos pero no revueltos. Lalomba se hace mayor con vinos que quiere situar en el escalafón más alto de Rioja.

Rosana Lisa, enóloga de la bodega, y Alberto Saldón, gerente de Lalomba, me reciben en una espectacular sala de depósitos de hormigón. Impresiona. «Ramón Bilbao produce cerca de cinco millones de botellas y nosotros 33.000, que salen de las mejores 17 hectáreas de la casa. Ya ves que son proyectos que suman, pero que recorren caminos bien dispares», explica Alberto. «Lalomba nace porque la relación con el viñedo es diferente en los últimos años.

LALOMBA FINCA VALHONTA

Precio 65 euros

Tempranillo de Villalba de Rioja. Frescura y tipicidad en una zona.
LALOMBA FINCA VALHONTA

Desde que Rodolfo Bastida tomó la dirección en 1999, los cambios han sido profundos; ahora tenemos en propiedad 206 hectáreas por toda La Rioja. La diversidad es enorme y ahí está la clave: centrar la vista en viñedos concretos e ir un paso más allá», apunta Alberto Saldón al descorchar un Finca Laredo de 2017.

«Todo comenzó en Yerga, con la adquisición de un espectacular viñedo de 90 hectáreas de las que se seleccionaron 5,4 para el Finca Lalinde, el rosado de estilo provenzal que ha triunfado desde su nacimiento. Esa era la idea, seleccionar lo mejor para estos vinos de finca», añade Rosana. «Es la evolución natural de Ramón Bilbao, ir al detalle de la tipicidad de algunos viñedos concretos».

Rosana disfruta hablando de los Lalomba tintos: «Valhonta es un tempranillo en Villalba, zona límite a 650 metros. Su suelo es el más complejo en términos de microbiota, con una gran diversidad de fauna, mientras que Finca Ladero es un perfil más potente pero con un paso por boca con mayor clasicismo. Dos prácticas vitícolas tan dispares como el terruño del que nacen, pero que comparten crianza en dos fases: la primera en barrica francesa o húngara, y otra en la que vuelven al hormigón para resaltar la fruta original».

«Con este modelo de elaborar, en el que el hormigón crudo del Véneto toma protagonismo, queremos captar la esencia de un paisaje, de una zona como Obarenes en nuestro Finca Valhonta, o de Yerga, con Finca Ladero. Nuestra intención con Lalomba es ir a un concepto que podríamos denominar como de 'vigneron'», concluye Alberto.