RIOJA VEGA. MENDAVIA

El potencial de la zona

Rioja Vega se centra en la búsqueda de elementos diferenciadores hacia vinos más especiales

El paraje de La Venta del Jalón descubre nuevas perspectivas de los ribazos del Ebro. Rioja Vega (1882), que es anterior a la creación del propio Consejo Regulador, mira hacia las fronteras naturales y hacia el gran ejército de viñas –70 hectáreas de tempranillo, pero también graciano y garnacha–, todas enfiladas sobre suelos pobres y bajo un clima atlántico determinante en el carácter de los vinos.

«Somos una bodega de la zona media de Rioja y tratamos de plasmar en nuestros vinos la procedencia, porque nos aporta un elemento diferenciador», se presenta Esperanza Elías, enóloga en la bodega desde 2008. Vinos limpios con un punto de frescura y viveza. «Las propias parcelas nos estaban pidiendo que exploráramos», continúa. Rioja Vega posee viñedos propios y también trabaja con proveedores estrechos, cuyas viñas atan en corto. Aunque la base de la Denominación son los grandes crianzas, «nosotros tenemos inquietudes y queremos aprovechar el potencial del viñedo, del paisaje, del suelo, de las diferentes altitudes, etc». En definitiva, «queremos hacer cosas divertidas sin perder la base. De este modo, han salido algunos vinos muy especiales».

VENTA JALÓN

Precio 25 euros

Variedad Graciano (75 %) y tempranillo.
VENTA JALÓN

El cambio climático ha posibilitado que la maduración del graciano sea ahora espectacular. «Grado moderado, potencial de extracción de color y taninos muy importante. Sigue su propio camino. Hay que perder el miedo al graciano. Antes tenía un carácter más duro, pero ahora aporta matices balsámicos, de hierba, de bosque», expresa. Dos ejemplos: G&G (garnacha más graciano), un vino joven con chispa, que pasa por barrica para sujetar la fruta y la madera, y Con Gracia, varietal recién presentado.

Esperanza Elías, enóloga de Rioja Vega
Esperanza Elías, enóloga de Rioja Vega.

En este 100 % graciano ha primado una selección en viñedo con bajas producciones de 5.000 kg/ha, una enología de mínima intervención y la diversidad de barricas –hasta 9 tipos de orígenes y tostados–.