Rioja Vega. viana

Una centenaria bodega riojana en Navarra

Rioja Vega nació en Haro en 1882, pero en el año 2000 se trasladó a la orilla del Ebro, en Mendavia, donde se rodeó de viñedos propios

fernando bóbeda fernando bóbeda Fernando Díaz Fernando Díaz
Héctor González muestra la colección histórica, junto a la nave de barricas.
Héctor González muestra la colección histórica, junto a la nave de barricas.

En el término municipal de Mendavia, pero a escasos metros de la Autovía del Camino de Santiago, encontramos Rioja Vega, donde comenzamos la ruta bodeguera por la Ruta Jacobea o sus proximidades.

Llevar la palabra Rioja en la nomenclatura de una bodega ya es indicativo de su centenaria historia. Solo cuatro pueden presumir de incluir ‘Rioja’ en su nombre, inequívoca señal de que su constitución es anterior a la del propio Consejo Regulador.

La bodega adoptó la fisonomía de un château rodeado de viñedo

Y es que la moderna Rioja Vega de la carretera de Mendavia encuentra su origen a unas decenas de kilómetros de su actual emplazamiento. En 1882, Rioja Vega (de la mano de Felipe Ugalde) arranca su producción de vino en Haro como una modesta empresa familiar y no es hasta más de un siglo después (año 2000) cuando se traslada a tierras navarras para rodear, de viñedos propios, su sobrio edificio junto al espectacular meandro que el Ebro dibuja frente al aeropuerto de Agoncillo.

Esas 70 hectáreas de viñedo que se disfrutan desde la terraza de la propia bodega van tiñendo el entorno con un color diferente en función de la época del año: desde el verde de la exuberancia primaveral hasta los tonos rojizos, ocres y amarillos del otoño. Además, ese viñedo ofrece cada año el 20% de la uva que entra en la bodega. El resto procede del trabajo de los agricultores de la zona que, tutelados por el equipo técnico de Rioja Vega, trabajan sus tierras con el mimo de quien trata a un hijo.

Bajo la forma y el concepto de un ‘châteaux’ , esta bodega produce 2 millones de botellas al año que se dedican en un 60% a la exportación y ha trabajado para conjugar el saber hacer más tradicional, ese que ha pasado de padres a hijos, con una apuesta tecnológica para controlar los procesos. Más de dos mil personas visitan cada año esta bodega que se encuentra integrada en el grupo Príncipe de Viana, con presencia también en Navarra (Finca Albret y Príncipe de Viana) y Castilla-León (Clunia).

Oferta enoturística

Salida de conocimiento

El diseño del ‘château’ se concibió para que la bodega abriera sus puertas a sus visitas. La terraza por la que se puede iniciar la visita se eleva unos metros sobre las viñas del paraje conocido como ‘La Venta del Jalón’ donde conviven diferentes variedades como la garnacha o el tempranillo y que ofrecen una primera visión del origen de un producto que se transformará en una moderna sala de depósitos de acero inoxidable donde la ‘granja de levaduras’ permite la réplica de las levaduras autóctonas del vino.

Después llega la sala de barricas, un lugar silencioso para que el vino descanse a media luz, pero con un espacio para que sea contemplado en su reposo mientras se enriquece con la madera del roble francés o americano de las cubas que lo acogen.

El botellero ofrece una imagen moderna, con algunas de las añadas históricas en pequeñas jaulas al alcance del visitante para que las joyas que albergan puedan ser admiradas desde la proximidad.

En mitad de las salas se abren espacios habilitados con esmero para la cata, el descanso o una charla relajada. Las estancias son especialmente útiles en las visitas comerciales que sirven para que actualmente el vino de Rioja Vega encuentre acomodo en las mesas de medio mundo. Sus cifras así lo expresan con el 60% del vino elaborado en la bodega de la carretera de Mendavia dirigido a la exportación.

Un blanco para dar valor a lo autóctono

Rioja Vega Crianza

Edición limitada

Este vino se elabora a partir de las uvas seleccionadas de graciano y tempranillo de cepas de más de 20 años este vino
Rioja Vega Crianza