Vivanco. Briones

Tudelilla y la biodiversidad del viñedo de montaña

La familia Vivanco certifica ya en ecológico 50 hectáreas y está en proceso de alcanzar al menos las 175 para el año 2024

Rafael Vivanco, entre garnachas de Panizares.

La relación de Vivanco con Tudelilla viene de finales de los años 90. Pedro Vivanco, padre de la actual generación, buscaba elaborar vinos de calidad y se fijó en la parte baja del pueblo, como muchas bodegas de prestigio. Las garnachas nativas eras codiciadas porque propiciaban vinos con color, buen grado alcohólico y muy complementarios en aromas con el tempranillo.

«Muchas bodegas venían aquí para equilibrar sus vinos... Con esa idea, mi padre quiso invertir en Tudelilla. Empezamos a plantar en la parte baja del pueblo, pero conforme íbamos conociendo el lugar, más nos gustaba la parte alta, la más abandonada. Fuimos la primera bodega que apostó por viñedo en las faldas de la sierra de la Hez», explica Rafael Vivanco, cuarta generación al frente, junto a su hermano Santiago, en esta gran dinastía vinícola.

Parcelas de Garnacha

Precio 37 euros

Colección Vivanco Parcelas de Garnacha procede del paraje natural de Panizares, en Tudelilla.
Parcelas de  Garnacha

Desde La Plana, en lo alto, oteamos una reserva de vides, encinas y matorrales; terrazas naturales y lindes pedregosas. Panizares es refugio natural para la fauna –corzos, jabalíes, zorros, incluso gatos monteses y un búho real, nos cuenta– y la flora del entorno, un paraje que respira biodiversidad.

«En realidad, la zona nos llevó a esto. Había que potenciar el paisaje y la biodiversidad, y empezamos a cultivar de este modo porque se daban las condiciones naturalmente más favorables para ello... Los suelos, el aire, la resistencia de la garnacha... Todo se fue alineando sin una meta inmediata de sacar vinos. No hemos sacado ninguno ecológico, salvo hace muy poco tiempo», incide.

En cambio, se ha dedicado tiempo al estudio del entorno, a su potencial de recuperación, a las posibles medidas a aplicar en coexistencia con el cultivo de la vid. «No hemos querido arrancar encinas porque son zonas de nidificación, así que las arreglamos, las protegimos y tenemos también una charca, una balsa de riego que recoge las escorrentías del monte y es un punto de agua para los animales», presenta. Casetas para carboneros, herrerillos, lechuzas y murciélagos invitan al asentamiento de estos devoradores de plagas como la polilla o la araña amarilla.

En Panizares, donde se realizaron las primeras plantaciones de tempranillo blanco y maturana blanca de Rioja, Vivanco cultiva en ecológico 50 hectáreas de garnacha. «Es la que más puede brillar aquí. Sufre menos estrés hídrico, conserva mejor la hoja, los suelos de canto rodado le van de maravilla, porque es de carácter mediterráneo, la maduración es más tardía en altura», detalla Rafael Vivanco.

La inversión por una variedad que estaba desapareciendo y su reubicación a mayor altitud han resultado en garnachas «con mucho más aroma, mejor acidez y más polifelones». Estamos en La Rioja Oriental, a una altura que supera los 700 metros. Nos movemos en el límite de máximos para la uva. «El perfil de los vinos es más interesante en estas altitudes», apunta.

Algunas de estas uvas han formado parte de la Colección Vivanco Parcelas de Garnacha, un vino con mucha finura y gran intensidad frutal. El 80 % de esta uva es ecológica, aunque la contraetiqueta no lo certifica de momento. «El primer vino ecológico con Vivanco en la etiqueta va a salir a finales de este año. Un vino de pueblo, de Briones. Tempranillo ecológico», adelanta Rafael.

Actualmente, Vivanco cultiva en ecológico entre 150 y 155 hectáreas de viñedos propios, de las cuales más de 50 están certificadas. Es casi la mitad del total, que discurre entre las 300 y 350 hectáreas, y representa en La Rioja en torno al 12 % de las cifras absolutas. El objetivo para 2024 es lograr la conversión de 175 hectáreas.

Panizares, un paraje casi desconocido, es un refugio natural para la fauna y la flora