Bodegas Javier San Pedro
La creatividad al poder
‘Piensa menos, siente más’ es el lema del joven y pasional equipo que lidera Javier San Pedro. Y también la propuesta que hace al visitante con un recorrido por la bodega «informal, divertido y algo transgresor»
La bandera de la diferenciación que en los últimos años se agita, con más o menos vehemencia, al otro lado del Ebro para los vinos de Rioja Alavesa también la iza Javier San Pedro para su bodega, en este caso para que sea «auténtica» y ofrezca experiencias innovadoras desde que el cliente entra por la puerta. Para acceder al edificio que empezó a construirse en 2014 y se inauguró en 2018, hay que pasar junto al diseñado por el prestigioso arquitecto Santiago Calatrava para Ysios. «Somos vecinos, no somos rivales», asevera el joven viticultor de Laguardia.
2022 acaba de forma brillante con el Best Of a la experiencia innovadora en enoturismo
Tiene claro que no puede –seguro que tampoco quiere– competir con la bodega del grupo Pernod Ricard, porque su apuesta es ser original, distinto a todos. Y su propuesta enoturística, que acaba de ser premiada con el galardón Best Of Wine Tourism que entrega la Red Mundial de Grandes Capitales del Vino, es la máxima expresión de esa imaginación que San Pedro se exige a diario y que también reclama a su equipo. «Ya le estamos dando vueltas a lo que queremos hacer a partir de marzo», el mes en el que siempre cambian las visitas.
Pero no suelta prenda de lo que tienen en la presente campaña. «Es sorpresa, solo puedo decir que no ocurre nada de lo que te puedes esperar. Es informal, divertida, yo diría que transgresora». El recorrido, de hecho, empieza en una sala oscura, iluminada con velas y donde los asistentes toman asiento en sofás rojos al más puro estilo cabaret.
Oferta enoturística
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Conciben el enoturismo con un toque de «lujuria o sensualidad», incluso, por ello piden también a los visitantes que huyan de cualquier razonamiento lógico y den rienda suelta a su sensibilidad. El lema ‘Piensa menos, siente más’ es mucho más que un eslogan, es «casi una forma de vida aquí», en una plantilla con una edad media de 26 años y donde el enoturismo cada vez tiene mayor presencia. «Ya hay seis trabajadores en el departamento. Tenemos muchísimas peticiones. Por aquí pasan casi 200 personas los fines de semana», señala Javier San Pedro, entre quienes visitan la bodega, quienes van a comprar vino o quienes quieren conocer el wine bar, otra de las atracciones.
Abierto ahora hace cuatro años, es un lugar «fresco y desenfadado» –dicen las críticas–, está decorado con confortables sofás y butacones y en él se ofrecen catas rápidas de cuatro vinos por 20 o 15 euros en función de si la cata está acompañada –o no– de tres tapas. «Aquí también queremos innovar», dice el viticultor de Laguardia, la quinta generación de una familia con tradición en un mundo «que me apasiona». De hecho, cuanto tenía 5 años ya iba a limpiar la bodega de su abuelo, con 17 elaboró su primer vino y con 25 empezó su aventura en solitario. Ahora suma 34 años y pese a llevar quince vendimias a sus espaldas tiene la ilusión de un debutante. «Y mil proyectos en mi cabeza», que siempre está maquinando. Hacer nuevos vinos aunque ya tiene un catálogo próximo a la veintena, ampliar instalaciones «porque no cabemos en las actuales», diseñar nuevas aventuras enoturísticas e incluso iniciar proyectos en alguna denominación de origen cercana o en Alemania... San Pedro no quiere parar. Reconoce su hiperactividad, bien entendida por supuesto, pero le cuesta revertir la situación. Porque siempre está imaginado cosas. Por ejemplo, la visita enoturística de 2023.
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