Donde se cocinan grandes vinos

Izadi es un término en euskera que significa naturaleza «y el respeto a la viña y a la uva es máximo»

Su dedicación al mundo de la hostelería y la restauración le despertaron también otra pasión, la de hacer «los mejores vinos para maridar con los mejores platos». Así nace el proyecto de Izadi, con una vocación «desde el primer momento a abrir la bodega a la gente, para que la conozca, la visite...», resume Esther Crespo, del departamento de enoturismo.

El edificio se construyó en vertical, con cinco plantas, y aprovechan el desnivel de 50 metros para utilizar la gravedad en los diferentes procesos de elaboración. «Siempre con el máximo respeto a la uva y al viñedo», haciendo honor al nombre de la bodega, Izadi, término en euskera que significa naturaleza.

Oferta enoturística

Visita Izadi: Ruta por bodega y cata de tres vinos. 18 euros.
El Regalo sobre Ruedas: En bici eléctrica se visita esta finca de la que sale el vino icónico de Izadi. Cata en viña y en sala de barricas. 30 euros.
Secretos de Villabuena sobre ruedas: Recorrido de 9 kilómetros descubriendo el paisaje del pueblo. Cata y picnic gourmet. 40 euros.

En el pueblo con más bodegas por habitante del mundo

Una veintena larga de bodegas en un municipio con apenas 300 vecinos censados. Es la realidad de Villabuena de Álava, a unos treinta kilómetros de Logroño. «Siempre decimos que es el pueblo con más bodegas por habitante del mundo», destacan en Izadi, una de las firmas de referencia junto a Luis Cañas o La Marquesa-Valserrano. Factura unos quince millones de euros al año y exporta casi el 50% de su producción. La apuesta por la sostenibilidad es una de sus señas de identidad con el máximo respeto a las condiciones naturales de los viñedos –plantados en suelos ‘pobres’ y que proporcionan bajos rendimientos de uva pero de una gran calidad- y del entorno, y que también se pone de manifiesto en el enoturismo con visitas a las viñas en bicicleta eléctrica de marzo a octubre, cuando la meteorología es más amable, y acompañadas de una cata de vino.

El triángulo mágico en el que se ubica, entre Villabuena, Samaniego y Ábalos, «nos permite captar a numerosos visitantes que vienen a La Rioja y a Álava. Son cada vez más». Y llegan atraídos por «la maravilla del entorno», que en el caso de Izadi se ejemplifica con la finca El Regalo, plantada en 1936 pero que no se pudo inscribirse hasta 1940 por la Guerra Civil en España. «Es nuestro icono y de ahí también sale nuestro vino más representativo», dice Crespo. A la altura de restaurantes con tres estrellas Michelin.