faustino rivero ulecia. arnedo
El mundo desde una terraza al Cidacos
Faustino Rivero Ulecia potencia su enoturismo para dar a conocer quiénes son y para enseñar al mundo que Arnedo y su comarca también son vino
Un viaje por el mundo vinícola sin salir de Arnedo. Es el secreto que se puede descubrir en Faustino Rivero Ulecia, bodega que vive su tercer siglo. Uno de los secretos, la firma, ya en su quinta generación, mira desde las peñas del Castillo al valle del Cidacos inmersa en un proyecto de enoturismo que pretende poner en valor la zona en la que habita y, por supuesto, sacarla poco a poco de esa oscuridad que acompaña a algunas zonas y parajes de la antigua Rioja Baja.
«Lo que buscamos es abrir nuestras puertas y contar nuestra historia. Lo que somos, lo que hacemos y de dónde venimos», dice Eduardo Peña, responsable de marketing. Es uno de los fundamentos del enoturismo, aunque para la propiedad, el más importante. Las ventas también lo son, si bien una etiqueta que vende tres millones de botellas demanda un mercado más amplio que el que exclusivamente llama a la puerta.
El enoturismo se traduce en abrir las puertas y dar a conocer la firma
Rivero Ulecia comenzó a diseñar su programa de enoturismo en los años 2018 y 2019, aunque cuando todo estaba listo para alzar el telón de la oferta apareció la pandemia. «En Arnedo no existía un enoturismo de zona. Nuestra idea era abrir la bodega, pero también ofertar diferentes actividades. Creamos un wine bar en la terraza de la bodega, diseñamos conciertos, comenzamos a trabajar con el maridaje de platos y vinos. Experiencias que han sido bien recibidas», relata Peña, que cifra en unas 10.000 las visitas que reciben al año.
La apuesta es seria, de las de verdad. Cuenta con un equipo de cuatro o cinco personas que no solo deben dar a conocer lo que ven en Arnedo, sino todo aquello que los ojos no visualizan y que sí pueden sentirse. Es cuando entra en escena uno de sus grandes atractivos, el viaje por diferentes zonas vinícolas. «La propuesta va desde la visita a la bodega y cata de vinos riojanos hasta la cata de vinos de Chile, China y Australia, porque estamos dentro de un grupo que cuenta con bodegas en estos países. Y dentro de España, territorios como Navarra, Rías Baixas y Utiel Requena o Ribera del Duero», señala Peña. Una mañana o tarde soleada con las peñas a la espalda e Isasa, otra peña, en un horizonte fértil y verde junto al Cidacos. No es mal plan.
Oferta enoturística
«Nosotros explicamos lo que hacemos, pero es quien se acerca el que extrae sus propias conclusiones acerca de los vinos que cata. Les podemos transmitir las diferencias entre roble francés y americano, pero preferimos que sean ellos quienes logren establecer esa diferencia. Y también es muy interesante ver la respuesta ante una tempranillo frente a una bobal, por ejemplo», explica.
¿Y los vinos? ¿Cómo son? Una firma centenaria como esta responde a vinos clásicos. Su gama se rige por el tiempo de crianza en madera. Desde jóvenes a reservas, aunque se permite algunas notas distintivas como un blanco semidulce o un vendimia seleccionada. Clasicismo en el producto final y en el trabajo. La tempranillo es la variedad estrella, aunque suele ir siempre acompañada de la garnacha. Al viñedo propio suman el de muchos viticultores de la zona con los que llevan trabajando décadas. «Al final, somos una bodega muy orientada a la comercialización. Jesús Rivero fue uno de los pioneros en salir con su coche fuera de España a vender», recuerda.
Así llevan tres siglos. Ahora, Faustino Rivero Ulecia quiere ser el que marque el paso en el enoturismo de una ciudad y de una zona a la que no se le conoce, sobre todo, por sus vinos.
Normalizar la activad extraordinaria
Faustino Rivero Ulecia
Reserva 2016