Arizcuren. quel

Una mente en continua evolución

De los varietales a la mezcla, del acero al barro, del enoturismo urbano al del campo... Javier Arizcuren explora nuevos caminos con origen en Yerga

José Martínez Glera José Martínez Glera Justo Rodríguez Justo Rodríguez
Arizcuren sirve uno de los vinos de la añada 2022, directamente del depósito de hormigón
Arizcuren sirve uno de los vinos de la añada 2022, directamente del depósito de hormigón

Una mente en evolución. Javier Arizcuren vive inmerso en un empeño continuo de búsqueda de la vitivinicultura más sostenible y regenerativa en Quel. Cumple su segunda década reivindicando la Sierra de Yerga como escenario en el que poder elaborar grandes vinos, recuperar y potenciar variedades que parecían perdidas o ensombrecidas por la tempranillo, amén de haber introducido en la ciudad un taller de vinos en el que manda la artesanía frente a la industrialización.

«Yerga ofrece una identidad climática, geográfica y varietal propia. Clima mediterráneo, no especialmente cálido, y de poca pluviometría. Mis viñedos están entre 550 y 800 metros de altitud, una zona más fresca que Haro. Demanda variedades de ciclo largo. Tiene más horas de sol, con uvas que resisten mejor la sequía, caso de la garnacha, y cuenta con ese factor corrector que le da la altitud», describe.

Javier Arizcuren, en su bodega urbana de Logroño.
Javier Arizcuren, en su bodega urbana de Logroño.

Comenzó elaborando varietales para evolucionar hacia los vinos de mezcla, paso que ha dado cuando ha entendido el comportamiento individualizado de las variedades. Sorprendió con el mazuelo de Yerga y la garnacha para crecer con el graciano y la maturana tinta. De la dictadura varietal pasó a la democracia del coupage que expresan vinos como Monte Gatún (tempranillo, garnacha y mazuelo), Valdetrillo (garnacha y malvasía) o Barranco del Prado (garnacha , tinta velasco y calagraño).

Oferta enoturística

Evolución. Elaboraba en acero inoxidable. Llegó el hormigón y no pudo resistirse al barro. Vinos de ánfora, pero tampoco falta la madera. Y esa evolución también le ha llevado a explorar otra vía como es el enoturismo. «La gente llama a tu puerta porque quiere conocer», admite.

Evolución e involución. De nuevo Yerga. «El campo da contrapunto a la ciudad. El viñedo no es un trabajo, sino que es parte de tu vida. Mis grandes decisiones las he tomado en él», dice.

Del mazuelo blanco a las ovejas

Solomazuelo Finca La Cantera 2018

Monovarietal. Terroso , abundante fruta negra, cacao y violetas. Largo por su acidez y vivo en la boca.
arizcuren