Vinícola Real - 200 Monges. ALBELDA DE IREGUA
Los 200 monges albeldenses
La paz monacal del antiguo monasterio de San Martín acompaña a la crianza de los vinos de Vinícola Real en sus calados y en su hotel, la Casa del Cofrade, que alberga una espectacular galería de Luis Burgos
En el año 924, en la Reconquista, se funda en Albelda el monasterio de San Martín. En su primer acta ya figuran 204 nombres de monjes (Vigila, Sarracino, Gomesano, Martinus, Garsea…) y con el tiempo San Martín se consolidó como uno de los centros culturales más importantes de la Alta Edad Media gracias a una extensa biblioteca y a un prolífico scriptorium. Aquí, a los pies del antiguo monasterio, nace Vinícola Real en 1992, un proyecto apasionante que aprovechó una vieja cueva ganada al monte donde ahora se ubica el comedor mozárabe y el botellero de la bodega.
Miguel Ángel Rodríguez, su propietario, fue construyendo y uniendo nuevos calados –como los eremitas excavaban cuevas para el culto hace mil años– hasta completar un extenso pasadizo de más de 800 metros donde duermen los vinos de Vinícola Real: «Las condiciones de temperatura y humedad», apunta Miguel Ángel, «son perfectas para nuestros vinos, que buscan siempre longevidad y frescura. Nos hemos decidido por las largas crianzas, también en blancos y rosados, para continuar la línea iniciada en 1994 con los tintos de 200 Monges».
Para el 200 Monges Blanco, Miguel Ángel trabaja con parcelas seleccionadas de viuras muy viejas: «Probamos y probamos, hasta que con la añada 2007 conseguimos lo que perseguíamos, un 200 Monges Gran Reserva blanco, y el único monovarietal, de viura, de la bodega». De aquellas pruebas nació también el 200 Monges Rosado Reserva 2017 –una rareza que Tim Atkin ha puntuado con un soberbio 95– , dirigido a la alta restauración y que mezcla de viura y garnacha del Valle del Iregua. Vinos naturales o experimentaciones con dulces de botritis son otras de las propuestas de Rodríguez: «Son nichos de poco volumen pero capaces de emocionar», detalla Miguel Ángel.
Oferta enoturística
Bodega y hotel
Vinícola Real no es solo una bodega. De forma anexa se construyó la Casa del Cofrade, un coqueto hotel que atrae mucho enoturismo. «Nos visitan bastantes rusos residentes en España. Es sorprendente, recuerdo una pareja que vino expresamente a alojarse en nuestro hotel y a comprar el vino fundacional, 200 Monges Gran Reserva de 1994 porque les encantaba, pero también llegan de Reino Unido y Estados Unidos», explica Sara Arambarri, encargada de enoturismo y de la gestión del hotel.
Además, la oferta cultural de Vinícola Real, con la Ruta de los 200 Monges Olvidados, aporta elementos diferenciales. «Une los monasterios de Suso y Yuso con San Martín de Albelda y con su Códice Albeldense, terminando el periplo en bodega con una típica comida riojana regada con nuestros vinos uniendo gastronomía y cultura», indica Sara Arambarri. «Les enviamos un relato breve de Andrés Cámara, que les novela lo que pudo ocurrir en el año 992 –continúa–, y el círculo se cierra con la visita al scriptorium rupestre de Albelda».
Vinícola Real y la Casa del Cofrade ganaron ya un premio Best Of al Turismo en 2004 al ser pioneros en integrar el hotel en la bodega y el año pasado recogieron otro galardón, internacional, de los mismos premios por su Ruta de los 200 Monges Olvidados. Además, los eventos culturales y las diferentes actividades para el amante del vino se suceden, como el Festival de Relatos Eróticos Confesor por San Valentín, mientras que durante todo el año se puede disfrutar de la galería de arte Luis Burgos, integrada en la bodega, así como del bar de vinos y de su espectacular terraza… Traspasar la puerta de entrada a 200 Monges es toda una sorpresa, incluso para el enoturista más avezado.
La Ruta de los 200 Monges Olvidados
200 Monges 2009
Blanco Gran Reserva