David Moreno. Badarán
Todo pasión
El enoturismo en La Rioja dio sus primeros vagidos con David Moreno: su visión de futuro y la pasión por compartir vivencias lo convirtieron hace ya unas décadas en un auténtico pionero
Nosotros», boina en ristre y vino en mano me recibe David en la coqueta sala de barricas, «empezamos con el enoturismo antes incluso de tener esta bodega, vendíamos vino a garrafón en bodegas prestadas y lo teníamos en marcha para gente del País Vasco y La Rioja; era diferente, pero creo que enoturismo al fin y al cabo. Cada vez llegaba más gente y cuando hicimos esta bodega ya decidimos tener una persona incluso los domingos por la mañana. Pero entiéndeme, era la secretaria o yo mismo cuando hacía falta; teníamos incluso una barra en el patio donde la gente tomaba vinos, hablo de 1988». Cuarenta años después siguen llegando aficionados vascos y riojanos, pero ahora también de Madrid, Cataluña y Cantabria. «Y franceses», apunta Gemma, «que vienen del campo de golf, cenan en el comedor y luego van a San Millán a la hospedería. Cuando alguien nos llama aprovechamos para vender destino, para vender comarca, el valle de la Lengua, los monasterios… En definitiva, somos como una oficina de turismo y estamos encantados».
Oímos el trajín de un autobús que llega a la bodega y David Moreno da un respingo. Es sin duda todo un personaje: «Se hacen fotos conmigo y salen contentos, en cuanto me ven la gente se lanza a por mí. Me gusta mucho estar con los que vienen a vernos, pero hay días que me cuesta un poco más. Además como muchos saben que soy ‘joterillo’ enseguida me mandan cantar, hay que hacer de todo». explica entre risas.
Entrados en años
Volvemos al vino y a la garnacha, tan propia de la zona. «La garnacha es desde siempre nuestra variedad. Luego con el tempranillo se arrancaron viñedos viejos de enorme categoría, pero sigue habiendo parcelas como la nuestra para el vino singular, plantada en 1930. Eso da una calidad extrema. Ahora está de moda la garnacha, por lo que nos hemos decidido a ponerla en valor con un vino como Vado de la Reina».
David Moreno, lejos de aquel periplo en la montaña de Valvanera, sigue soñando. «No creo que crezcamos más, pero sí que no pararemos nunca en busca del detalle, de hacer más bonita la bodega, de tener un espacio con barricas a una altura para dar todavía más categoría al vino que allí se críe, pero ya no quiero volúmenes, sino sensaciones. Eso persigo».
«El enoturismo», comenta Gemma con seguridad, «es rentable en muchos aspectos dependiendo en donde se ubique la bodega. Nosotros estamos en un valle privilegiado y si a todo el que viene le tratas bien y les das buen vino, ellos se lo van a contar al primo, al hermano, al amigo..., y no hay mejor publicidad que esa. Creas vínculos que perviven en el tiempo y vuelven. Aquí todo el que entra por la puerta es recibido con una sonrisa y se le atiende lo mejor que podemos, pero el lugar resulta fundamental. Eso, y saber que si trabajas para el turismo lo haces sin horarios, con la puerta siempre abierta».
Un coleccionista de premios es David Moreno: Best Of Mención especial como pionero en Enoturismo hace tres años; en 2011 otro Best Of Turismo; y en 2016 Mejor bodega abierta al Turismo de las Rutas del España. Alguno más se queda en el tintero, pero apunta Gemma para finalizar: «Es verdad que nos han reconocido el esfuerzo enoturístico, que recibimos muchas visitas, pero que quede claro que lo que mejor sabemos hacer es vino».
Sin duda, disfrutar con la familia Moreno de una copa de Vado de la Reina es imaginar el paisaje del Alto Najerilla y el esfuerzo de una comarca por hacer bien las cosas y aprovechar las posibilidades del Valle de la Lengua.
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Un sueño de bodega en los momentos más difíciles
Vado de la Reina 2018
Viñedo singular