Bodegas Pujanza defiende la evolución familiar y la sutil distinción de vinos como Hado
Por Diego Marín A.
Alos pies del pico Cruz del Castillo, en la Sierra Cantabria, se encuentran los viñedos de Bodegas Pujanza en Laguardia, «un jardín», según describe el bodeguero Carlos San Pedro. «Desde que empezamos, nuestra idea era evolucionar el trabajo de la familia», declara Carlos San Pedro. El proyecto Pujanza nació despacio, tras una larga tradición familiar vinculada al vino. Carlos, con apenas 25 años, decidió emprender una aventura por su cuenta con algunos de los mejores viñedos de la familia, distribuidos por diferentes zonas de Laguardia.
Pujanza comercializa seis etiquetas para grandes vinos de parcela: Hado, Valdepoleo, Norte, Cisma («un capricho del que apenas producimos mil botellas», confiesa San Pedro) y Añadas Frías y San Juan de Anteportalatina, dos blancos que proceden de la misma finca pero que se elaboran dependiendo de la añada. «Cuando la viña toma protagonismo, sale el San Juan, pero si sale un vino de los clásicos de Rioja, de guarda casi eterna, entonces hacemos Añadas Frías», explica Carlos.
Sólo Pujanza Hado será certificado como vino de pueblo. «Todos los vinos que hacemos son de parcela, excepto éste, y todas nuestras viñas están en Laguardia», justifica San Pedro, para quien la nueva categorización en Rioja «es una grandísima idea», aunque no coincide con los viñedos singulares: «Ahí se ha construido la casa por el tejado». «En Pujanza siempre hemos trabajado sólo uvas de aquí, una zona fresca y alta con acidez más marcada en los vinos y más sutilidad; son distintos, los vinos tienen personalidad».
Bodegas Pujanza
Variedad:100% tempranillo
Elaboración: depósitos de acero y barricas
Añada: 2017
Precio: 12€