Bodegas Javier San Pedro. Laguardia

Carácter e ingenio... suman victoria

Javier San Pedro irrumpió en el mercado con Anahí, un blanco semidulce que rompió moldes

Arancha Jodra Justo Rodríguez

Entre viñedos, barricas y vino. Así se desarrolló la infancia del joven que consiguió con su vino ‘Anahí’ abrir una nueva línea de mercado en Rioja. Javier San Pedro tiene 32 años y su bodega, situada en Rioja Alavesa a las faldas de la Sierra de Cantabria en Laguardia, tan solo tiene un año de vida, aunque el inquieto enólogo promete «no tardar mucho» en ampliarla.

Anahí

Variedad Malvasía, tempranillo blanco y sauvignon blanc. Precio: 6,75 euros

San Pedro no puede «parar quieto» y eso ha demostrado desde su juventud:su pasión por el vino le llevó a abandonar la bodega de sus padres para, mientras trabajaba en otros actividades, empezar a trabajar el vino Anahí en un pequeño local. Después, comenzó a cargar botellas en el coche, a recorrerse España vendiendo su vino semidulce elaborado con malvasía, sauvignon blanc y tempranillo blanco. Con el atrevimiento, ingenio y valentía de la juventud, Javier abrió una nueva línea de mercado con el ‘Anahí’. Es un vino «dedicado» a su madre, «gran amante de los vinos semidulces», relata Javier. Se pueden «hacer muchas cosas» pero hay que «atreverse» y «pensar en lo que estás haciendo», resume San Pedro.

El año pasado, Javier inauguró su bodega con capacidad para 500.000 litros de vino, donde trabaja además con diferentes gamas como Cueva de Lobos y otros vinos parcelarios dentro de la familia Viuda Negra, incluido Finca La Taconera, uno de los primeros vinos de Rioja de Viñedo Singular de su viñedo más especial, una vieja plantación de Laguardia que invirtió varios años en recuperar. San Pedro recuerda que un importante crítico le dijo una vez que le sorprendía y le preocupaba que una persona tan joven fuera capaz de mover tantas botellas. «Esto no es algo que se consiga fácilmente: implica mucho sacrificio, dedicación y esfuerzo las 24 horas del día», le contestó.

La filosofía de «bodega joven formada por gente joven» no excluye «la tradición a la hora de tratar las viñas de forma ecológica, incluso labrando con mulas, porque es una forma de vida», sostiene el bodeguero.

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