Bodegas Arizcuren. Logroño

Cuestión de identidad

Arizcuren trabaja en exclusiva con uvas minoritarias: garnachas y mazuelos de Quel

A. Gil J. Rodríguez

Javier Arizcuren, arquitecto de profesión y viticultor por devoción como heredero de unos viejos viñedos de Quel, comenzó hace unos años un pequeño proyecto bodeguero personal con el mazuelo y la garnacha como protagonistas. Variedades minoritarias, pero que son las que siempre se cultivaron en Quel hasta la explosión del tempranillo y la bajada del cultivo desde la montaña hasta el valle:«Hay gente que me pregunta si arriesgo al comenzar un proyecto en Rioja con variedades minoritarias, pero yo creo que el riesgo está en lo contrario porque la tempranillo, que es una muy buena variedad, no es identitaria de mi zona; si vas a contar algo al resto del mundo no puede ser ajeno a ti, así que a mí me ayuda mucho trabajar con las variedades de mi pueblo, mi zona».

Solo garnacha

Arizcuren Solo Garnacha fue su segundo vino. Espectacular varietal de viejas viñas Yerga. Precio 25 €.

  • Bodegas Arizcuren
  • C/ Santa Isabel 10, 26002. Logroño (La Rioja)
  • 941 23 30 73
  • arizcurenvinos.com

Arizcuren sorprendió hace unos años con el lanzamiento de Solo Mazuelo, al que ya ha incorporado Arizcuren Solo Garnacha y en breve lo hará con Barranco del Prado, otro varietal de garnacha a casi 800 metros de altitud de viejos viñedos familiares de Quel. Arizcuren lamenta los arranques masivos de garnacha en Quel y en la Sierra de Yerga, aunque no responsabiliza al viticultor:«Lo hizo también parcialmente mi padre porque la garnacha era una variedad denostada que ni bodegas ni consumidores ni prescriptores apreciaban». «Ahora está de moda y estamos demostrando que toda es mala fama era mentira y, curiosamente, lo que queda en Quel de esos viejos viñedos es porque eran propiedad de pastores que, como tenían otro medio de vida, no necesitaron arrancarlos para sobrevivir». De hecho, Javier trabaja ya sobre otro viñedo, El Pastor, en homeaje a esta figura que en el futuro acabará siendo un nuevo vino.

El viticultor, en todo caso, es optimista:«Hemos tenido un problema y hemos desertificado zonas de garnacha, pero el problema es reversible, ya que podemos volver a plantar clones seleccionados de viejas garnachas y podemos dejar a nuestros hijos una maravilla de viñedos auténticos y adaptados durante cientos de años a nuestra comarca»: «Para mí –concluye–, es el camino».

Noticias relacionadas: