Bodegas Marqués de Cáceres. Cenicero

La complejidad del viñedo histórico

Las antiguas plantaciones de tempranillo complementan la variedad con cepas de otras uvas

A. Gil J. Rodríguez

Cenicero es, y seguirá siendo, tierra de tempranillo. La diversidad de suelos que ofrece el municipio permite trabajar con diferentes matices y la misma variedad principal en función de cada añada, que son con los que juega Fernando Costa, enólogo de Marqués de Cáceres, para elaborar sus vinos. En todo caso, en la mayoría de los vinos de Marqués de Cáceres se pueden encontrar aportes de otas variedades históricas minoritarias de Rioja a los insustituibles tempranillos: «Todos los enólogos queremos tener alternativas y, desde luego, disponer de diferentes variedades históricas aclimatadas es una suerte».

Gaudium

Vino que se elabora solo en añadas excelentes. Tempranillo con un 5% de graciano que está en los propios viejos viñedos de donde procede. Precio: 50 euros.

  • Bodegas Marqués de Cáceres
  • Avenida de Fuenmayor Nº 11. 26350 Cenicero
  • 941 45 40 00
  • marquesdecaceres.com

En este sentido, Costa señala que «en los viejos viñedos con los que trabajamos encontramos ya la mezcla varietal hecha, con ese predominio de tempranillo pero con cepas de graciano, garnacha o mazuelo, algunas uvas blancas o incluso otras que son difíciles de catalogar».

El enólogo pone en valor el trabajo de la antigua viticultura de Rioja: «Desde luego es una ventaja respecto a otras zonas más jóvenes, en la que las plantaciones proceden de selecciones clonales en las que se ha perdido diversidad». «No digo –continúa– es que estas últimas décadas hayan sido malas necesariamente desde el punto de vista vitícola, pero sí hemos perdido diversidad».

Fernando Costa defiendelas variedades minoritarias por su propia personalidad: «No me gusta cuando las llamamos ‘mejorantes’ porque tienen identidad por sí mismas». «Son capaces perfectamente de funcionar como varietales, y ahí tenemos estupendos vinos de garnacha y graciano, incluso mazuelo, y creo que hay que ser más justos con ellas en este sentido».

Fernando Costa no duda también de que el cambio climático afecta a la viticultura: «Cada vez son más raras las vendimias y estas anomalías han venido para quedarse». «Trabajar con una amplia paleta varietal es una oportunidad porque te permite llegar donde con una única uva en ocasiones no llegas».

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