Bodegas Martínez Alesanco. Badarán

Espumosos con alma desde Badarán

En 2020 saldrá el primer tempranillo blanco de la casa

Pablo G. Mancha Justo Rodríguez

El origen de la apuesta de Martínez Alesanco por los espumosos hay que buscarlo en un integrante de la familia, el tío Pedro Martínez, como recuerda la actual enóloga de la bodega de Badarán, Pilar Torrecilla: «Todo nace porque en una boda a la que había ido a Cataluña, a mi tío le regalaron unas botellas de cava que olvidó en el maletero. Un día, en vendimias, tenían caparrones para el almuerzo y se les había pasado por completo aprovisionarse de vino. Así que Pedro, se acordó de lo que había en el maletero y echó mano de aquellas botellas de cava. Debían de estar calientes pero aún así les encantó el maridaje con los caparrones. Tanto le gustó que al regresar a casa decidió hacer espumoso y lo hizo a su manera. Elaboró su vino base, su tiraje y lo dejó en el calado de la bodega en proceso de rima... Hasta que un día las descorchó y para su sorpresa, lo probó y estaba bueno. Desde ese momento todos los años en la bodega se ha elaborado espumoso de carácter familiar para ocasiones determinadas».

Tres espumosos

La bodega ha trabajado con tres variedades: Tempranillo blanco (2017), malvasía (2018) y garnacha (2019)

Por eso cuando se planteó desde la DOCa hacer espumoso de calidad en Rioja la decisión de Martínez Alesanco estaba tomada: «Queremos rendir homenaje a nuestro tío Pedro, tenemos nuestra propia tradición y nuestros viñedos resultan excelentes para elaborar este tipo de vinos por ser una zona fría y fresca en la que las variedades blancas se comportan muy bien».

Pedro hacía su espumoso personal con viura y «nosotros comenzamos en 2017 con tempranillo blanco, buscando fruta (menos intensa de cuando se recogen con mayor madurez) pero con una boca muy equilibrada». Pilar explica que busca espumosos de calidad con complejidad, por eso hizo dos fermentaciones parciales, «una en acero inoxidable (para potenciar la fruta) y otra en barricas para tener un vino base diferente y personal, con esas notas de madera». A Pilar le obsesiona conseguir una burbuja abundante y fina y escuchando a distintos maestros que la segunda fermentación era vital una temperatura constante de diez grados, sin ningún pico: «Y lo tenemos, en nuestra nave de crianza, excavada en tierra natural». «En agosto, en fiestas, llamé a mi tío Pedro para que lo probara e hicimos el primer degüelle en la calle. Nos enamoró».

Habrá que esperar un año para probar este primer espumoso, pero han seguido trabajando y el vino base de 2018 ha sido de malvasía y la de 2019 de garnacha: «Mi punto álgido de la pirámide, un ‘blanc de noir honesto’, un vino que marque nuestro camino».

Nuevos Riojas: Vinos espumosos