Tim Atkin, master of wine, es uno de los prescriptores internacionales más influyentes. Especializado en vinos españoles, y especialmente de Rioja, conoce a fondo la región vitícola y se ha posicionado rotundamente a favor del movimiento de pequeños viticultores, españoles y riojanos, que reclaman la diferenciación de vinos y la valoración de los terruños y de los vinos más pegados al territorio. Su último informe sobre Rioja –está apunto de cerrar el nuevo de 2016– levantó ampollas con una valiente clasificación de bodegas, por supuesto subjetiva, pero que encumbró a pequeñas bodegas y viñedos: «Rioja debería estar a la altura de Burdeos, Borgoña o Barolo, pero no lo está; los consumidores quieren mucho más que una denominación genérica», asegura.

Fue usted el primer prescriptor que se atrevió a clasificar las bodegas de Rioja siguiendo un criterio de Borgoña. ¿Cómo se entendió aquella clasificación?

Es mejor preguntar a las bodegas. Obviamente, los que que quedaron en la parte alta de la clasificación quedaron más satisfechos que los que no, pero no se puede complacer a todo el mundo. Forma parte del trabajo de un crítico de vino. En todo caso, creo que mucha gente pensó que fue un ejercicio interesante. La clasificación la quiero actualizar cada año.

Precisamente, ha estado estos meses revisando las bodegas. ¿Habrá novedades importantes en su próximo artículo?

Sí. Mi próximo informe Rioja saldrá a principios de enero y habrá muchos cambios, tanto en la clasificación como en las notas de cata. He probado casi 900 vinos este año, unos 250 más que el pasado, y, lo que es más importante, visité muchas bodegas y viñedos, enteramente a mi costa. Conozco Rioja mejor que hace un año y descubrí una serie de nuevas y emocionantes bodegas durante las visitas de este 2016.

¿Es factible trasladar una clasificación, una diferenciación como la de Borgoña, a Rioja?

No veo por qué no. Es sólo una forma de dividir las bodegas en grupos y decir cuáles creo que son los mejores. Utilizo el mismo sistema en Argentina y Sudáfrica y entiendo que es una buena manera de hacer que la gente, el consumidor, hable de una región. Algunas bodegas son mejores que otras, así que ¿por qué no decirlo? Siempre y cuando la gente entienda que es sólo mi opinión, que, eso sí, se basa en un largo conocimiento de la región y en un montón de trabajo duro.

Firmó el manifiesto del Club Matador en Madrid y se ha posicionado claramente por la revalorización de los terruños y viñedos singulares. ¿Necesita Rioja, y España, adentrarse en la auténtica diferenciación de vinos?

Estoy firmemente convencido. Rioja debe ser considerada como una de las grandes regiones vitivinícolas del mundo, en igualdad con Burdeos, Borgoña o Barolo, pero no es así. La gente debería preguntarse por qué. Los consumidores quieren mucho más que una simple denominación genérica, especialmente si son buenos consumidores de vino. De la misma forma que pienso que Rioja debe publicar el mapa del suelo con el que cuenta desde hace casi una década y diferenciar entre sus viñedos y sus pueblos, como lo hace Borgoña.

De momento, Rioja ha abierto un debate, cuya primera fase concluirá en breve con la aprobación de los viñedos singulares, ¿cómo ve los pasos que se están dando?

Son en gran medida positivos, aunque también pienso que se ha empezado por el techo en lugar de por los cimientos. De todas formas, cualquier intento de identificar , aunque sólo sea para su reconocimiento en algunos casos, de los mejores viñedos de la región es algo bueno. Mucha gente ya está usando el término ‘Single Vineyard’ en sus etiquetas, aunque está prohibido por el Consejo Regulador, así que de alguna manera es sólo un reconocimiento formal del status quo.

Usted fue el primer maquinista del barrio de La Estación, en Haro. Hay bodegas históricas preocupadas porque los vinos más tradicionales de Rioja han sido de ensamblajes. ¿Se está marginando a estas bodegas, a estos vinos históricos, con una clasificación de viñedos singulares? ¿Cómo habría que reconocer su tradición y prestigio?

Creo que es muy positivo tener diferentes tipos de Rioja. Incluso personas como yo, que creemos que Rioja debe identificar sus mejores viñedos –equivalentes a los grand crus–, reconocemos que la mezcla entre viñedos, aldeas y subregiones forma parte de la historia de la Rioja y que ha producido y sigue produciendo algunos de los mejores vinos. En muchos casos, estas son marcas fuertes y no veo que cambien con la nueva clasificación. Creo que los consumidores son perfectamente capaces de entender las diferencias entre las diversas categorías de Rioja. Además, también se puede argumentar que estos vinos ‘históricos’ están actualmente dañados por la existencia de reservas y grandes reservas baratos. Yo entiendo que aumentar el prestigio de Rioja y reconocer la complejidad de sus terroirs sólo puede ser bueno para todos. Quizá que una bodega argumente que su vino es una mezcla de uvas de Laguardia, Briones y Tudelilla ayude a los consumidores a entender mejor la región que decir que su vino es un reserva y nada más.

Rioja se ha planteado una diferenciación por arriba, con vinos ‘top’, ¿es necesaria también una por abajo, similar, por ejemplo, a Chianti y Chianti Clásico por ejemplo?

Creo que dividir Rioja en varias zonas es una opción. Pero prefiero la idea de los vinos de municipio y viñedos individuales dentro de esos pueblos. San Vicente, por ejemplo, tiene por lo menos media docena de tipos de suelos, así que ¿por qué no identificarlos?

Qué ha pasado con el vino de Rioja en Reino Unido, que sigue siendo el principal mercado, pero a precios excesivamente bajos?

Que hay demasiado buen vino disponible a precios baratos. Es una cuestión de oferta y demanda. Rioja necesita venderse como una denominación de prestigio más que como un manantial de vinos con roble, con una buena relación calidad-precio. Si hay prestigio, los precios subirán.

¿Cómo ve, en general, la elaboración de vinos de Rioja? ¿Está por encima la calidad de los precios?

La calidad nunca ha sido mejor, aunque 2013 fue una cosecha pobre. Pero la nueva generación de productores enfocados hacia los viñedos necesita poder hablar de sus terruños. En este momento no se permite. Nunca he estado tan emocionado como ahora con la diversidad de Rioja. De todas formas, creo que hasta los tradicionalistas y políticos menos flexibles finalmente están reconociendo que la región necesita cambiar.

¿Es optimista con este proceso de diferenciación en Rioja y en España?

Sí. Los consumidores de vinos quieren saber más acerca de lo que están bebiendo. Y creo que España (o al menos parte de ella) se ha dado cuenta de esto. Ubicación, ubicación, ubicación...

¿Está en juego incluso el futuro de las denominaciones de origen? ¿Hemos llegado a un punto de no retorno?

No creo que sea tan dramático. Las DOC Rioja ha sido muy buena en promocionar los vinos de la región como marca colectiva. Eso es muy importante. Mientras las DO españolas muestren cierta flexibilidad y reconozcan que España necesita promover sus mejores vinos y venderlos a precios más altos, seguirán siendo relevantes.

La diversidad de la escena del vino español

El prescriptor británico asegura sentirse «emocionado» con la aparición de nuevos vinos y nuevas generaciones de viticultores. Tim Atkin apunta que en la actualidad «hay una generación de enólogos y productores de entre 30 y 40 años que están haciendo cosas fantásticas y no sólo en regiones como Ribera, Rioja, Jerez, Rueda, Penedés y Rías Baixas». «La escena del vino español nunca ha sido tan diversa; sólo necesitamos comunicar ese hecho a los consumidores, tanto en España como en el extranjero y para ello hay que permitirles hablar claro sobre sus viñedos».