El desafío alavés
Fernando Remírez de Ganuza, Bodegas Remírez de Ganuza
Por Alberto Gil | Foto Díaz Uriel
Agricultor, bodeguero y comerciante. Así se define Fernando Remírez de Ganuza (Bodegas Remírez de Ganuza, Samaniego), quien asegura «no encajar» en el movimiento de bodegas familiares alavesas para crear una DOP propia pese a ser uno de los asociados de Abra: «No pienso en vender en tres provincias, sino en todo el mundo y creo que ese proyecto que se está planteando va muy encaminado hacia el mercado local vasco».
Remírez de Ganuza, uno de los bodegueros más respetados del sector y cuyas botellas se venden a precios muy por encima de la media, explica que «mi marca es Rioja, entre otras cosas porque es más vieja que yo mismo... y hacer una marca cuesta mucho tiempo». «Conozco este gremio y creo que se está buscando el apoyo de una única administración, con recursos económicos importantes, pero a mí lo que me importa es el vino no las administraciones ni si son una, dos o son tres».
En este sentido, considera que «la Sierra de Cantabria, en su conjunto, sí tiene una identidad propia, pero incluidos los municipios de Briñas, San Vicente y Ábalos, y este movimiento alavés, por lo poco que sé, es excluyente».
Remírez de Ganuza tiene dudas, igualmente, de los objetivos planteados por el proyecto Viñedos de Álava: «Cuando voy a México, a Estados Unidos, presento mi vino como español, luego de Rioja... y la gente no sabe ubicarnos geográficamente».
El bodeguero no tiene reparos en afirmar que el mundo del vino, y también Rioja por supuesto, «es un negocio». «Deberíamos plantearnos –explica– intentar ganar dinero haciendo las cosas bien; todo el mundo sabe que en este sector se hacen demasiadas ‘trampas’». «Lo hemos visto –continúa– esta vendimia, cuando se han tirado uvas al suelo tras la recogida pero no todas las que deberían haberse tirado».
En este sentido, apunta que «deberíamos ser más rigurosos, me refiero a Rioja y a este sector en general con las producciones reales y con las compensaciones de parcelas; no creo que la línea de una DOP alavesa como la que se está planteando vaya a trabajar hacia esos objetivos».
El bodeguero señala que «cualquier propuesta como la de Viñedos de Álava debería basarse exclusivamente en motivos técnicos y no tengo la impresión de que así sea». «Cuesta mucho hacer una marca –continúa– y supongo que si sale adelante no la verían mis hijos y estaría por comprobar si la verían mis nietos».