Singulares, irrepetibles
La nueva categorÃa de vinos que se aprobará para atender al consumidor que esté dispuesto a pagar más por un determinado tipo de vino, pero que quiere conocer al detalle el origen, el cultivo y la elaboración del mismo
Texto: Alberto Gil | Foto: Miguel Herreros
Las Beatas, Quiñón de Valmira, Mártires, El Bosque, Pujanza Norte, CapellanÃa... son los nombres de algunos de los vinos que encabezan las listas de puntuaciones de la crÃtica nacional e internacional. Pero son también parajes, fincas, viñedos singulares de Rioja, a los que, por primera vez en 90 años de historia, se pretende reconocer con una nueva categorÃa de vinos. Un primer paso hacia la diferenciación de una vasta extensión de viñedo (65.000 hectáreas) como la denominación de origen que, con el Ebro como elemento vertebrador y las Sierras de Cantabria y La Demanda como protectoras, es una de las regiones vitÃcolas más diversas del mundo y con casi todo aún por explorar.
Viñedo Singular de Rioja será la nueva categorÃa de vinos, que se aprobará previsiblemente a primeros del año próximo, para atender al consumidor que está dispuesto a pagar más por un determinado tipo de vino, pero que quiere conocer al detalle el origen, el cultivo y la elaboración del mismo.
Diario LA RIOJA acerca en estas páginas a sus lectores, con un importante esfuerzo humano, una selección de 49 viñedos singulares, apenas una pequeña muestra de la realidad. Podrán leer opiniones favorables al proceso de diferenciación iniciado, dudas e incluso crÃticas de los elaboradores más prestigiosos, pero también de pequeñas, medianas y grandes bodegas porque todas ellas conforman Rioja.
‘Viñedo Singular’:
la nueva categorÃa de Rioja
El Consejo Regulador aprobará ya en 2017 la primera diferenciación de vinos de su historia, con parámetros de cultivo y elaboración más exigentes, y con opciones también para los vinos municipales
‘Viñedo Singular’ será la nueva categorÃa de vinos de Rioja para ofrecer al mercado un producto de calidad diferenciada y apegado al terruño en una decisión que, por primera vez tras 90 años de historia, permitirá etiquetar vinos de forma diferenciada más allá de las menciones tradicionales crianza, reserva y gran reserva (tiempos de estancia del vino en bodega).
La nueva indicación está abierta a todos los operadores, aunque, en la práctica, los requisitos exigidos, tanto por rendimientos, suelos y prácticas de cultivo, están pensados para un club ‘limitado’ que deberá ser capaz de repercutir los mayores costes de producción en precios más elevados.
La reforma del reglamento se está ultimando en las comisiones del Consejo, con la intención de aprobarlo para primeros de año, junto con una actualización de las menciones de subzona y, por primera vez (aun pendiente de acuerdo) de los vinos de municipio.
1 La subzona (Rioja Alta, Alavesa y Baja). Es una mención que ya puede indicarse, aunque a partir de diciembre el tipo de letra podrá ser igual al de la Denominación de Origen. El mayor reconocimiento tipográfico atiende una demanda alavesa. Para poder indicar ‘subzona’, el 90% de la uva deberá proceder de la comarca indicada y, excepcionalmente, un 10% de términos municipales limÃtrofes.
2 Vinos de municipio. Su desarrollo está previsto en el Reglamento de Rioja como entidad local menor desde 1999 pero no se habÃa desarrollado. Al igual que la subzona se indicará por debajo de ‘Rioja’, con tamaño, grosor y tipografÃa como máximo equivalentes y precisará también que el 90% de la uva sea del municipio y el 10%, como mucho, de colindantes. Si la etiqueta indica también subzona, la mención municipal irá por debajo.
3 Viñedo singular. Es la principal novedad, ya que se reconoce como ‘categorÃa’ de vino de Rioja, con sus propias normas de producción y elaboración. El asunto ultima los últimos flecos, entre las propias asociaciones del sector y el Ministerio de Agricultura para darle encaje legislativa. La idea es que el ‘Viñedo Singular’ equivalga al ‘Vino de Paraje’ que regula la normativa. El término ‘Viñedo Singular’ figurará en la etiqueta, a un tamaño equivalente como máximo al de ‘Rioja’, y deberá figurar también el nombre del paraje, coincida o no con la marca comercial. Habrá además un sello especÃfico identificativo de la categorÃa en las tirillas de contraetiqueta. Se prevé definir como «una entidad geográfica inferior a un término municipal identificada con un nombre (paraje o sitio rural) con caracterÃsticas agrogeológicas y climatológicas diferenciales, de donde se obtienen vinos con rasgos y cualidades singulares». Podrá ser una parcela catastral o varias.
3.1 Rendimientos de uva y vino. La diferenciación, en primer lugar, se producirá en el viñedo. En la propuesta, se limita la producción a un máximo –por fijar todavÃa– de 5.000 ó 5.200 kilos por hectárea (6.500 para el resto al 100% ahora y hasta 8.125 en circunstancias extraordinarias ) en tintas y entre 6.922 y 7.200 (9.000 y hasta 11.250) en las blancas. En la transformación se rebaja el rendimiento al 65%.
3.2 Edad del viñedo, vendimia y cultivo. MÃnimo entre 25 y 35 años (en debate), prácticas sostenibles (medio ambiente), vendimia manual y control objetivo de vigor.
3.3 Aspirantes. Bodegas que acrediten disponer en exclusiva de la producción del viñedo singular por un mÃnimo de 10 años consecutivos.
3.4 Trazabilidad. Tendrá tarjeta de viticultor especÃfica y las entradas de uva se harán en depósitos independientes. Los vinos deberán elaborarse, y almacenarse por separado.
3.5 Calificación del vino. Tendrá doble calificación analÃtica y organoléptica: la inicial y al salir al mercado.
3.6 Embotellados por encargo. No tendrán cabida los ‘por/para’, salvo casos excepcionales.
3.7 Informe técnico acreditativo. Los operadores deberán aportar un proyecto técnico que justifique la singularidad agrogeológicas (suelo, plantación...) y climática del viñedo. No basta decirlo,. hay que demostrarlo.