Marqués de Cáceres. Cenicero

La apuesta por el viñedo y la viticultura

Marqués de Cáceres compra 30 hectáreas en un meandro de San Vicente, donde rehabilita el espacio Ágora y se garantiza las uvas de sus vinos más especiales

Alberto Gil Alberto Gil Justo Rodríguez Justo Rodríguez

Desde la estación de ferrocarril de San Asensio hay una de las vistas más impresionantes de Rioja: justo al otro lado del Ebro, un meandro acerca los viñedos de la Sonsierra, con las fortalezas de Davalillo y de San Vicente al fondo, un viñedo de 30 hectáreas que este mismo año ha adquirido Bodegas Marqués de Cáceres (Cenicero): «Llevábamos 25 años elaborando estas uvas y muchas de ellas iban a parar a nuestros vinos especiales», explica David Losantos, gerente de la bodega. «Queríamos –continúa– garantizarnos el aprovisionamiento y, cuando salió la oportunidad, cerramos un acuerdo de compra con la familia propietaria».

Fundada en 1970 por Enrique Forner, Marqués de Cáceres adquirió un compromiso suprageneracional con Cenicero y con buena parte de sus viticultores. Desde la primera cosecha compran uva a muchas familias con contratos a medio y largo plazo, primero con los padres y ahora con los hijos. Trabajan también de forma similar con muchos viticultores de Lanciego. Entre ambas localidades, y con sus propios equipos de campo y enológicos, controlan más de 2.000 hectáreas de viñedo. «En 2020 –indica David Losantos– creamos la sociedad Marqués de Cáceres Viñedos, SA porque, de la misma forma que llegamos a Rueda y Ribera del Duero con bodega y viñedo propio, teníamos que replicar la apuesta en Rioja para garantizar la continuidad de nuestros vinos más diferenciales».

Arriba, vista del meandro y el espacio Ágora (en el centro); sobre estas líneas, Cristina Forner en el viñedo.
Arriba, vista del meandro y el espacio Ágora (en el centro); sobre estas líneas, Cristina Forner en el viñedo.

Marqués de Cáceres es propietario ya de 17 hectáreas de diferentes parajes de Lapuebla y Laguardia, en Rioja Alavesa, a las que ahora suma las 30 del meandro de San Vicente: «Es una finca que nos encanta, con viñedos muy asentados de 45 años, con una gran variabilidad de terruños dentro de la misma, un microclima propio y con un suelo de canto rodado, con más o menos intensidad de piedra según las zonas, muy característico», describe Losantos.

Oferta enoturística

De la misma forma que Marqués de Cáceres cuenta desde su origen con un potente equipo enológico, dispone ahora también de otro cada vez más amplio para el campo: «Hace dos años pusimos en marcha un programa de vendimia en cajas con viticultores propietarios de viejos viñedos». «Nosotros nos encargamos de supervisar todo el ciclo –continúa Losantos– e incluso de la vendimia en cajas, es decir, les ahorramos un coste y les damos un plus porque son viejos viñedos de bajas producciones».

El programa ha sido un éxito y, de hecho, la bodega está desbordada. «Estamos a tope pero seguiremos apostando por la viticultura y por este tipo de acuerdos con propietarios, en muchos casos, de edad avanzada», apunta Losantos.

Espacio Ágora

Al mismo tiempo que en la actualidad Marqués de Cáceres trabaja en la recuperación de algunas cepas muertas y en calicatas para conocer en profundidad el terruño del meandro de San Vicente, la bodega ha creado un centro enoturístico en el mismo viñedo: el espacio Ágora, un lugar para disfrutar del paisaje de viñedo. «Hemos creado un espacio totalmente sostenible, con placas solares, autoconsumo energético, iluminación natural..., pero la sostenibilidad que nos interesa tiene mucho que ver con proteger estos viñedos viejos, que corren riesgo de arranque, y ayudar también a las rentas de nuestros proveedores para que mantengan estas viejas viñas que son de las que se hacen los grandes vinos».

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