QUEIRÓN. QUEL

El lugar de Gabriel

Gabriel Pérez Marzo, fundador de Ontañón, construye una impresionante bodega subterránea en Quel, integrada en el barrio de bodegas, con una apuesta por los vinos de zona, de municipio y singulares y con su pueblo como gran protagonista

Si lo hacemos, tiene que ser aquí, en Quel». Gabriel Pérez Marzo, fundador de Bodegas Ontañón, reunió a sus cuatro hijos –Raquel, Rubén, Leticia y María– para hacerles partícipes de su sueño: invertir, sin escatimar recursos, en una pequeña bodega (hasta 100.000 botellas) para elaborar grandes vinos, con viñas y uvas de Quel y en el histórico barrio de bodegas, donde Gabriel y su esposa, Mari Luz, comercializaron hace décadas sus primeras botellas para vecinos y amigos. El barrio de bodegas de Quel, el de Gabriel porque existen tres en esta pequeña villa, es un peculiar macizo rocoso horadado de cuevas donde se elaboró vino durante siglos hasta que, mediado el XX con el 'boom' cooperativo, las bodegas fueron reconvirtiéndose en merenderos.

Una enorme peña, sobre la que se erigen las ruinas del castillo del siglo XV, protege la villa del cierzo invernal, mientras que el río Cidacos enriquece sus campos: «Quel es su nombre, harto pobre/ bien que de dones colmado/ A alguna ciudad soberbia/ Honrar pudiera su campo», escribió Bretón de los Herreros en el poema 'Mi lugar', donde describía su pequeña localidad natal, una villa donde «Baco tiene allí más templos que tuvo en Roma».

QUEIRÓN MI LUGAR

Precio 21 euros

Variedad tempranillo y garnachas seleccionadas para un vino de pueblo homenaje a Quel.
QUEIRÓN MI LUGAR

Quel es también el lugar de Gabriel, donde comenzó a elaborar sus primeros vinos hasta construir un pequeño 'imperio' en alianza con Mercadona, pero Gabriel Pérez nunca renunció a su propia marca, Ontañón, con una bodega museo en Logroño (Varea), que ligó con el arte de su gran amigo y escultor, ya fallecido, Miguel Ángel Sáinz.

Circulo cerrado

Queirón, la nueva bodega, cierra el círculo de Gabriel. Es su proyecto más íntimo, que ha ido creando en silencio desde el 2011. Mucho antes fue comprando y plantando viñedo, en la espectacular finca La Pasada a casi 800 metros y desde donde se saluda con la vista al Moncayo y a los Pirineos. Unas diez hectáreas de viticultura casi extrema, y más cuando las plantó hace 40 años, que son el componente principal de 'Mi lugar', un vino de pueblo con frescura e identidad.

Queirón ha categorizado sus viñedos y sus vinos, con la apuesta por la zona, Rioja Oriental, por el municipio, Quel, y por un viñedo singular, El Arca, apenas tres fanegas de garnacha centenaria: «Era de un proveedor histórico de Ontañón, que cuando se jubiló se lo vendió a mi padre con la condición de que no lo arrancara», explica Leticia Pérez Cuevas, responsable de viticultura.

La bodega es inimaginable, basada en la gravedad, como hace siglos con las particulares luceras del barrio por las que la uva llegaba en cestos al lago, y de una complejidad técnica extraordinaria:«La diseñó mi padre en servilletas», detalla Rubén Pérez Cuevas, responsable de la enología de Ontañón Familia.

Rubén, Raquel y Leticia Pérez Cuevas
Rubén, Raquel y Leticia Pérez Cuevas

De una discreta entrada para la recepción de uva se abre todo un mundo subterráneo, con cuatro alturas integradas con discreción ejemplar. La nave de vinificación cuenta con la última tecnología y las cuevas naturales rehabilitadas son idóneas para la crianza:«Concebimos esta bodega como un laboratorio para el resto», explica Rubén. El primer 'Ensayo Capital' es un varietal de graciano sin sulfitos espectacular, pero Rubén trabaja ya con nuevas experimentaciones. El otro vino de Queirón, por ahora, es el Reserva 2011, un 'clásico' hecho al paladar de Gabriel y muy emotivo para la familia: «Ahí empezó todo –concluye Rubén–, nos propusimos hacer un gran vino de reserva en homenaje a mi padre; al conseguirlo tuvimos claro que, como decía Gabriel, éste era nuestro lugar».