Un entorno privilegiado. Así definen los responsables de Finca Valpiedra el lugar donde se sitúa la bodega de Fuenmayor y que constituye, precisamente, uno de los principales atractivos a la hora de llamar la atención de los turistas.

«Eso es lo primero que le exponemos a los visitantes, nuestra filosofía», explica la responsable de eelaciones públicas, Leticia Villegas. En esa explicación juega un papel importante el hecho de que la bodega de Fuenmayor siga el clásico estilo bordelés, es decir, se trata de un ‘château’, donde la bodega y un viñedo de 80 hectáreas comparten espacio. «Así, para empezar les llevamos a un mirador desde donde se visualiza todo el entorno, desde el río Ebro hasta los pueblos que tenemos alrededor», cuenta Villegas.

«Después, bajamos al viñedo y posteriormente nos trasladamos a la bodega para acabar la visita en una sala de catas que también cuenta con unas espectaculares vistas al Ebro», añade. Una vez allí, los visitantes catan los dos vinos de Finca Valpiedra: el Cantos de Valpiedra Crianza y el Finca Valpiedra Reserva. Esas paradas constituyen la visita modelo y, a partir de ahí, el turista puede ir completándola con otras actividades como un pic-nic en el campo o una ruta por el viñedo que se puede realizar tanto andando como en segway. En todas esas propuestas, el protagonismo es para un entorno que también ha provocado que Finca Valpiedra obtenga una mención en la categoría de ‘Mejor rincón enoturístico’ en los premios ‘Rutas del Vino de España’ organizados por ACEVIN. Además, la bodega de Fuenmayor está incluida en la Asociación de Grandes Pagos de España y también ofrece a los turistas la posibilidad de realizar una visita en la que se catan vinos pertenecientes a otras bodegas de dicha asociación.